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Ana Guzmán

“Todo ha sido un proceso de autoconocimiento. El teatro y la actuación me han traído más que nada como satisfacción, un proceso muy bonito de autoconocimiento y de formación como persona.”
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No hay demostración al arte más pura que el crear sin esperar nada a cambio sino por la pura esencia del acto creativo, esto es algo que la productora y actriz Ana Guzmán presenció a una corta edad, haciendo que se enamorara del arte del teatro y todo lo que involucra.
“Algo que me gusta mucho recordar es que cuando éramos niñas mi papá solía llevarnos al teatro a ver Peter Pan y desde pequeña me imaginaba cómo sería estar en el escenario. Sin embargo, no fue hasta los 18 años que me fui a Londres a estudiar, que me enamoré de este arte y me dije, esto es lo que quiero hacer, a esto me quiero dedicar. Esa primera semilla de niña, esa sensación de estar completamente asombrada por lo que veía en el escenario y por lo que me hacía sentir a mí.”
La evolución que tenemos a lo largo de la vida es la responsable de que podamos mirar hacia el pasado y darnos cuenta de todo el desarrollo vivido, el conocimiento y experiencia que hemos adquirido y los obstáculos que hemos enfrentado, Ana nos platica un poco sobre esta evolución en su carrera:
Yo creo que sobre todo ha sido un proceso de generar confianza en mí misma. Como que al principio era hacerlo por la necesidad de expresarme. Había algo en mi ser que necesitaba hacerlo, pero sin realmente saber. Era más como seguir el instinto y ejecutarlo. Hoy en día sé que lo puedo hacer y todas las distintas herramientas que he ido aprendiendo en el camino. La verdad es que yo lo que te podría decir en resumen es que todo ha sido un proceso de autoconocimiento. Yo creo que el teatro y la actuación me han traído más que nada como satisfacción, un proceso muy bonito de autoconocimiento y de formación como persona. Porque todo el tiempo estás trabajando con personajes que te confrontan y que te hacen sacar a la luz tu oscuridad, entonces sí, yo creo que eso sería.
Los retos actorales han ayudado a Ana a desafiarse y de esta forma tener una evolución en su proceso actoral, tal como nos cuenta con su personaje Nawal, entre otros.
“El reto más desafiante fue hacer a Nawal en la obra Incendios porque es un personaje cuyo arco de vida es desde los 14 hasta los 65 años y es una historia que dentro de la categoría de historias dramáticas yo diría que es de las más.”
Por otro lado fue muy interesante con Indecente, sin lugar a duda puedo decir que ha sido de mis procesos favoritos. Hay algo que platicando con el director encontramos que me ayudó mucho, y es que aunque sean 7 personajes diferentes de alguna forma es como una misma… O sea, una misma línea, la autora describe estos distintos personajes como un arquetipo, o sea, cada uno es como una especie de arquetipo. A mí me tocaba interpretar a los personajes de la mujer ingenua, una mujer joven. Entonces, todos tienen una especie de esencia similar, aunque sus caracteres, situaciones y contextos son distintos y era confiar en eso. También algo que me decía el director es confiar en que en donde termina una escena con un personaje puede empezar la otra escena, o sea, como que no había una fractura, sino verlo como la continuación del viaje.
En muchas ocasiones se ha escuchado hablar de cómo los actores separan el papel del actor, Ana Guzmán quiso abrirse al espacio de Percha Magazine para contarnos su método
“Siendo actriz, sí o sí necesitas aprender a separar lo que no es tuyo, pero también es interesante, como me he dado cuenta que hay cosas que el personaje me viene a reflejar y que no es porque yo me convierta en el personaje, pero algo me refleja y si es el caso eso lo puedo investigar y ahí es donde digo que ha sido un proceso de autoconocimiento porque a raíz de esta cualidad, comportamiento o forma de pensar que me refleja, que aunque sé que no soy yo, sí hay cosas de mí en el personaje, muchas veces le presto cosas mías y dejo que ese personaje alumbre mis oscuridades. Con el tiempo aprendí técnicas de abrir y cerrar, y ya no se volvió algo más gozoso.”
Como todo hay ciertos proyectos que nos llenan de orgullo y satisfacción, en el caso de Ana como productora hay un proyecto que se volvió muy importante para ella y esto se debe a todo el trabajo que muchas veces nosotros como espectadores podemos llegar a perdernos.
Como productora, Lobas fue esta obra que hicimos el año pasado, y la co-produje junto con mi hermana, que también es actriz, mi hermana Luisa, y con Camila Brett, que es productora de Próspero Teatro. Este fue un proceso que tardamos siete años en levantar y la verdad es que el resultado fue mucho más de lo que nos hubiéramos podido imaginar nosotros, siempre quisimos que fuera un elenco de puras mujeres, pero soñamos con que también el equipo creativo fuera de puras mujeres.
Como resultado tuvimos un equipo increíble, y también todo el proceso de darnos cuenta, de conocer a toda la cantidad de mujeres que no conocíamos, que se dedican a esto, y que por años han estado, como que en la sombra y que llegarán a tomar estos roles de poder, fue súper revelador, honestamente espero que cada vez más sean mujeres las que tomen esos lugares.  
La responsabilidad que muchos actores toman al momento de aceptar un proyecto es una decisión profunda que muchas veces no tenemos idea de cómo se lleva a cabo, hay ciertas características que necesitan ser despertadas en Ana para que el proyecto sea satisfactorio.
Definitivamente tiene que ser algo que me mueva algo en la víscera, que me emocione, o me dé miedo, o sienta que es un reto, por decirlo de una forma que encienda un motor en mi. Porque, sobre todo para hacer teatro, es algo que abarca completamente todos los aspectos de tu vida, te absorbe emociones, físicamente, absorbe tu tiempo. Entonces, para mí se ha vuelto importante elegir los proyectos y sean algo que realmente van a aportarme algo y que yo pueda aportarles algo, por otro lado que el equipo me emocione, y que el texto me emocione, obviamente, pero sí tiene que tener como un elemento de querer hacerlo, o que me parezca un reto interesante, porque, es un compromiso muy grande como para no disfrutarlo.
Tal como lo comenta Ana la responsabilidad que siente con los espectadores es grande, ya que el teatro al ser arte en vivo espera al menos poder hacer que el público espectador sienta algo.
“La meta en este arte en vivo es precisamente que se logre esta comunicación entre el público y el actor, que se sienta este intercambio de energías e ideas en vivo, que es distinto al cine, por ejemplo. En el cine, ya es una cosa que se proyecta y el público puede estar y reaccionar, pero el actor no recibe el público. El feedback al momento es de lo que más disfruto.”
El seguir participando en historias que hagan que el público entre en conflicto es algo que Ana Guzmán anhela en un futuro, eso y un poco más es lo que le compartió a Percha Magazine:
“Me gustaría seguir actuando y produciendo historias que me emocionen, me confronten y que nos confronten como sociedad, creo que una de las cosas que más me gustaría es seguir buscando dignificar nuestra profesión como actores. De pronto es, como que mucha gente tiene muchas ideas o concepciones de este oficio, lo que me gustaría es aportar de alguna manera para seguir dignificando este oficio que es más que digno de reconocimiento, digno de apoyo y digno de que se le den estímulos y visibilidad para poder seguir haciendo lo que hacemos, que sí aporta y hace algo en nuestra sociedad. Y es importante ya sea solo para entretener, reír, o para hacer que alguien pase un buen rato o para invitar a cuestionar, para mover y hacer las preguntas que a veces nos da miedo hacernos como sociedad. Creo que el teatro es un espacio seguro para hacernos esas preguntas.”
Ana Guzmán estará presentándose en el Foro Shakespeare con “Duda, la parábola” todos los lunes hasta el 10 de junio del 2024.
Imágenes Cortesía de 3 management.