
Alejandro Puente
¡Un artista en expansión!
Alejandro Puente no solo es actor. También es escritor, director, productor y un firme defensor de la creatividad como estilo de vida. Desde su icónico personaje en ‘Celda 211’ hasta sus proyectos más recientes, ha dejado claro que no le interesa ser una pieza más del engranaje, sino el motor mismo del cambio.
“Ahorita estoy en un reencuentro y redescubrimiento de vivir creativamente, además de expresarme en todas las situaciones y en mi vida entera”, expresa. Y es que su rutina diaria incluye escribir, tomar fotografías, filmar y dirigir. Todo esto, más que una estrategia profesional, es una manera de no dejarse atrapar por la rutina ni por las etiquetas.
Su enfoque es claro: cada proyecto debe aportarle algo personal. “Aprendí a decir no y también aprendí a decir lo que quiero”, asegura. Y en esta decisión consciente radica la clave para mantener el enfoque, entre tantos roles creativos.
Uno de los retos más notorios fue su entrada exprés a ‘Celda 211’, con solo una semana de preparación. La presión fue extrema, pero también reveladora. “Fue construir nuevas herramientas y descubrir otras, para poder abordar una historia que requería mucho de mí físicamente”, recuerda Alejandro. Y es ahí donde, para él, comienza la magia de la actuación.
Puente no elige personajes por su complejidad superficial o porque “se vean diferentes”. Él busca algo más profundo: la honestidad. Si la historia habla de amor, libertad o identidad, ahí quiere estar. Como sucedió en su más reciente participación para una serie de Netflix, basada en el libro ‘Mal de Amores’, donde se explora el papel de la mujer en el México de 1910: un drama de época que, más allá de su estética, plantea preguntas esenciales.


Hablar con este artista sobre la industria del entretenimiento en México es escuchar a alguien que no solo trabaja en ella, sino que la desafía y hasta transforma. Reconoce que en la actualidad existen más caminos abiertos que nunca, desde las producciones independientes hasta las grandes series realizadas por las plataformas de streaming.
Sin embargo, con todo esto viene una responsabilidad muy grande: crear con conciencia y sin pedir permiso. “Yo soy la industria”, declara Alejandro sin titubeos, y lo reafirma con hechos. Él mismo ha buscado aliados, impulsado ideas y tomado las riendas de sus propios proyectos.
A quienes comienzan en el medio, Alejandro no les da una receta mágica, pero sí tres consejos clave:
- Colabora. Rodéate de personas que te reten y aprendan contigo.
- No hay que tenerle miedo a la tecnología, ni a los avances tecnológicos, solo hay que saber usarlos a nuestro favor.
- Conecta con la vida real. La mejor inspiración sigue estando en la calle.
Tras cerrar el año con ‘Mal de Amores’, su atención se centra ahora en un proyecto que lo emociona y desafía por igual: la adaptación cinematográfica de ‘Los Ojos del Perro Siberiano’, en la que, además de protagonizar, toma el rol de productor. “Es una ópera prima. Ha habido nuevos retos también; saber en qué momento ponerme el gorro de productor”, confiesa. Y como en todo lo que Alejandro realiza, la motivación está más cerca de una necesidad genuina de contar historias que importan.
Redacción y Estilo por Michell García Neri
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