Carlos Alonso
Relojería: Una ciencia profunda y atemporal que va más allá de lo superficial.
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En el fascinante mundo de la relojería, donde la precisión se encuentra con el arte, existen figuras que destacan por su pasión y visión. Una de ellas es Carlos Alonso, periodista económico español que, tras tres décadas en México, ha transformado su afición por los relojes en un referente dentro de la industria. En 2007, fundó el Salón Internacional de Alta Relojería (SIAR), evento más importante de su tipo en Latinoamérica, el cual ha permitido a entusiastas y coleccionistas experimentar de cerca la magia de las marcas más exclusivas. En esta plática, nos compartió su historia, la evolución del SIAR y su perspectiva sobre el futuro de la alta relojería en un mercado en constante cambio.
“Todo inició por accidente en los 80. Como periodista económico, me involucré en la industria relojera luego de ser asignado a la sección de relojes de una revista económica en España. Fue así como este mundo empezó a apasionarme y mi curiosidad por saber más me llevó hasta Suiza, donde comencé a establecer conexiones con marcas relojeras. Al mudarme a México, decidí convertir esta afición en un negocio, dando como resultado la creación de la revista ‘Tiempo de Relojes’ en 1996 y, posteriormente, el SIAR en 2007”.
La misión del SIAR radica en ofrecer una plataforma en la que los clientes finales puedan interactuar directamente con las marcas, enfoque que lo distingue de otros salones que históricamente han sido únicamente para periodistas y joyeros. Consciente de la evolución de la industria, “entendí que era esencial que los consumidores experimentaran la magia de los relojes de manera directa, en un entorno donde pudieran apreciar las piezas en persona. Así, el SIAR se convirtió en el primer salón fuera de Suiza dirigido al público general, logrando atraer a un 90% de asistentes que son consumidores finales”.
Al reflexionar sobre la evolución del salón a lo largo de sus ediciones, Alonso afirma que ha observado un cambio significativo en el perfil del público. “Las marcas han comenzado a dirigirse a un consumidor más joven, lo que se traduce en diseños más innovadores y el uso de materiales y colores novedosos. Esta transformación se ha visto reflejada en la creciente asistencia de personas menores de 35 años, lo cual es un indicativo de la modernización y adaptación de la industria a las nuevas tendencias”.
El proceso de selección de marcas para el SIAR es un reflejo de los cambios en la industria relojera. Carlos Alonso nos explica que con el tiempo, algunas marcas líderes han tenido que hacer espacio a nuevas firmas independientes que están emergiendo con fuerza en el mercado. “Este dinamismo es fundamental para ofrecer una propuesta atractiva a los visitantes, en la que un 70% de las marcas se mantiene constante, mientras que un 30% cambia cada año, asegurando variedad e innovación”.
El director general del SIAR también destacó que México tiene una larga historia de aprecio por la relojería, siendo un mercado maduro con un alto nivel de conocimiento. “Desde tiempos históricos, como en la época de Maximiliano, los mexicanos han coleccionado relojes de lujo. Este legado ha permitido que el país se posicione como uno de los más informados en el ámbito de la alta relojería”.
En cuanto a la experiencia del visitante en el SIAR, se busca facilitar un contacto de alta calidad entre asistentes y expertos de las marcas. El acceso al evento es limitado, solo por invitación, lo cual permite que la interacción sea más personalizada y profunda. “Este enfoque asegura que cada visitante reciba atención detallada y disfrute de una experiencia única con cada pieza”.
Finalmente, Carlos nos expresó su preocupación por la percepción que la juventud actual podría tener sobre los relojes, considerándolos meramente como accesorios de lujo y moda. Sin embargo, enfatiza que “la relojería va más allá de lo superficial, se trata de una ciencia profunda y atemporal que ha permanecido constante a lo largo de los siglos. La complejidad y la historia detrás de cada reloj son testimonio del ingenio humano y la riqueza cultural que vale la pena explorar”.
Imágenes Cortesía.