Cristina Rodlo
“Si eso que viste no te movió, no te cuestionó ni provocó algo en tu ser, entonces no es arte”.
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Nacida en Torreón, Coahuila, la actriz Cristina Rodlo, conocida por sus personajes en proyectos como ‘Vuelve Temprano’, ‘El Vato’, ‘Perdida’ y ‘Nadie Sale con Vida’, y a quien actualmente vemos en la serie ‘Tengo que Morir Todas las Noches’, de Amazon Prime, nos sorprendió al revelarnos que descubrió su pasión por la actuación cuando apenas tenía 11 años de edad y cómo hasta tuvo que enfrentarse a sus padres por alcanzar dicho anhelo. Platicamos con ella sobre sus inicios, su trayectoria, la industria del cine y la televisión tanto en México como en Estados Unidos y hasta de sus más grandes sueños.
“Fue en primero de secundaria cuando tuve mi primera clase de teatro y todo se dio por casualidad. En la escuela donde iba tenía que tomar teatro, música o pintura, y entre mis amigas y yo nos preguntamos qué íbamos a escoger para poder quedarnos juntas y todas respondimos que teatro. Literalmente, en la primera clase, lo que hizo que decidiera ser actriz fue una especie de meditación guiada por la maestra, en la cual nos acostó en el piso y dijo: ‘Lo más importante para un actor es la respiración’. Y tal cual, durante una hora fue solo respirar y escuchar música, y descubrir qué estábamos sintiendo. Cuando salí de la clase, fui directo con mis papás para decirles que deseaba ser actriz. Ellos pensaron que se trataba de una broma, que era algo pasajero y lo dejaría atrás. No se lo tomaron en serio, pero yo sí, por lo que estuve en teatro toda la secundaria y preparatoria, que era en el mismo instituto, pero durante la tarde. Busqué por cielo, mar y tierra un grupo teatral que fuera nocturno, ya que salía del colegio entre 8:30 y 9:00 p.m., y encontré uno que era justo a esa hora. Ahí conocí a Mayra Hermosillo, que también es de Torreón, y estudiamos juntas”.
Además de su deseo de ser actriz, Cristina siempre les expresó a sus padres que quería estudiar en Nueva York, en la mejor escuela, idea con la que ellos no estaban de acuerdo. “Durante el último año de preparatoria comencé a aplicar para distintos conservatorios en Estados Unidos. Un día, recibí una llamada diciendo que iban a hacer audiciones para la AMDA (American Musical and Dramatic Academy de Nueva York), tanto en Ciudad de México como en Monterrey, Nuevo León. Yo estaba a punto de graduarme y aunque me ofrecieron becas del cien por ciento para el TEC de Monterrey y la Universidad Iberoamericana, porque era muy buena jugando futbol, no era lo que buscaba. Mis papás me decían que estudiara comunicación y hasta me dieron la opción de entrar al CEA de Televisa (Centro de Educación Artística), pero no acepté. Siempre quise estudiar en Nueva York. Al final, mis papás aceptaron llevarme a Monterrey para realizar la prueba, porque estaban seguros de que no iba a quedarme y se me quitarían las ganas de seguir adelante. Mi mamá me acompañó y estando ahí me sentí la más feliz del mundo.
“Un mes después, me llegó un sobre por paquetería, tenía 17 años, y yo ya sabía de qué se trataba, por lo que comencé a temblar. Recuerdo que abrí el sobre muy nerviosa, saqué su contenido y lo primero que vi fue la palabra: ‘Congratulations!’. Lo volví a meter por los nervios y al sacarlo nuevamente y leerlo, recuerdo que, al traducirlo al español, decía: ‘Felicitaciones… Has sido aceptada… Te ofrecemos beca…’.”
Para sus padres, fue muy difícil aceptar que ella quisiera ser actriz y cuando le contó a su papá que la habían aceptado, él simplemente respondió que no se iría, que incluso con una beca no alcanzaría el dinero y que se quitara esa idea de la cabeza. “Me puse mal, comencé a gritar y mi mamá, que se encontraba en el baño, salió preguntando qué pasaba. Cuando le platiqué, me dijo lo mismo que mi papá, que no viajaría a Nueva York y que en esa universidad aceptaban a todos, porque lo que querían era solo dinero. Le hablé a mi novio de ese entonces para que fuera por mí, pero mi mamá me dijo que no saldría y estaba castigada. Al final nos quedamos en la sala y mi novio me preguntó qué iba a hacer, a lo que le respondí que me iba a ir, que no sabía cómo, pero conseguiría los medios para lograrlo.
“Después de eso, no sé qué les dijeron mis dos hermanos mayores a mis papás, pero al final me felicitaron; sin embargo, no tenían dinero y aunque quisieran apoyarme económicamente, no les alcanzaba. Fue entonces que les dije: ‘Bueno, ¿qué pasa si yo consigo el dinero?’. Mi mamá se rio y me contestó: ‘Si tú consigues la mitad, nosotros te ponemos el resto’. Ella juraba que no obtendría el dinero, pero lo logré y no les quedó más que cumplir. Así me fui a estudiar a Nueva York para iniciar mi carrera”.
Se cuenta fácil, pero durante esta plática con PERCHA MAGAZINE quisimos saber si influyó en Cristina el no sentir ese apoyo genuino de sus padres a una edad tan corta, en la que uno es tan vulnerable, y sobre qué tanto pudo afectarla dicha situación. “La verdad, agradezco mucho que no me hayan apoyado en ese momento y lo entiendo a la perfección. Yo nunca dudé de lo que quería y para mí jamás existió un plan B. Tenía clarísimo que las cosas iban a acomodarse y me iba a ir, no sabía cómo, pero sucedería. Obviamente, me enojaba que mis papás no me apoyaran, pero nunca me afectó; al contrario, lo agradecí, porque me hizo buscarlo y, sin duda, me ayudó a ser la persona que ahora soy”.
Al comenzar este camino, esta preparación y todo lo que ha venido desde entonces, le preguntamos a la actriz sobre si cree que ocurrió algo en aquella clase de respiración, al estar tan concentrada, algo que haya pasado por su mente en ese instante de reflexión y que sea una idea que aún siga teniendo y ahora sea un pilar en todo lo que realiza. “Sí, claro. Fue estar en esa clase y decir: ‘A través de la actuación, voy a poder descubrirme, conocerme todavía más, porque necesito entender mi cuerpo, comprender cómo funciona para usarlo a mi favor y así conocer a otros seres humanos y poder interpretarlos’. Desde ese instante, me pareció que no solo iba a interpretar a alguien más, sino que eso mismo haría que yo pudiera conocerme más. Eso lo he tenido presente en todo momento. Y es que siempre aprendes algo nuevo cuando te llega un personaje, te vuelve más empático ante las situaciones que viven los demás. Todo esto lo percibí desde esa primera clase, desde ese sentir de respirar, de la calma, de escucharme… Ha sido una de las lecciones de vida que sigo practicando hasta ahora”.
Actualmente existe una apertura muy grande en la industria, al conocer casos de artistas mexicanos que están teniendo mucha visibilidad en el extranjero. Sin embargo, cuando se piensa en lo grande que es la industria en México, nos damos cuenta de que se trata de casos aislados y es un porcentaje mínimo. En lo que respecta a lo que ha enfrentado Rodlo en el extranjero, tanto en sus estudios como en lo que ha logrado profesionalmente, y cómo ha jugado esta parte de ser mexicana y mujer, nos contó: “Ha sido todo un proceso. La industria, sin duda, ha cambiado bastante. Al graduarme, a los 20 años, me fui a vivir a Los Ángeles, California, y cuando comencé a ir a las audiciones para personajes de latinas, hace 14 años, las directoras o los directores de casting me decían: ‘Pero tú qué haces aquí… Tú no puedes venir para los papeles de latina, porque no te ves como latina, no pareces mexicana’. Seguramente en esa época ellos no conocían México ni tenían una idea del estereotipo del mexicano. Fue muy difícil, porque tampoco podía audicionar para los roles gringos, ya que en esa etapa tenía un acento muy marcado.
“Fue entonces que me regresé a México y fue lo mejor que pude haber hecho, porque se me abrieron todos los panoramas, trabajé sin parar durante seis años y fue la mejor escuela que pude haber tenido. Pero ahora que la industria ha cambiado, que existen más generaciones, que está Eiza González, Karla Souza, Melissa Barrera, que estoy yo, si te pones a pensar en la cantidad de latinos que somos, en la cantidad de países que consumimos los productos anglosajones, es nada, y por más que se nos dé una oportunidad, seguimos auducionando para los mismos personajes. Cambió la idea, pero no se nos da el chance de hacer otro tipo de roles; se nos sigue marcando mucho, sobre todo a las mujeres, el que si eres guapa tienes que interpretar a la sexy y no puedes ser la abogada, la doctora, aunque hables inglés a la perfección. Dentro de la comedia romántica, en Estados Unidos no hay cabida para las latinas. Existe una doble moral de la que nadie habla, en la que afirman que existe más apertura, más trabajo para todos, pero siguen encasillándonos. Y los proyectos que se realizan en inglés con puro talento latino son historias muy estereotipadas, no se abarca como con la comunidad negra o asiática, donde sí hay más apertura”.
Sin duda, lo anterior es una problemática porque limita el contar historias; sin embargo, el que siga existiendo una doble moral y limitantes al ser mexicana y mujer viene de ambos lados. Y es que, al final, México es un país vecino, por lo que muchas cosas se replican. Y si bien nuestro país ha tenido su propia historia en el cine y los melodramas, que es diferente a un Hollywood, existe una conexión y “se debe a que lo hemos vivido tantos años, que lo normalizamos. Para mí es un tema de educación, que lo hemos consumido tanto, todo el tiempo, desde que nacimos, que creemos que está bien y nos compramos la idea de que con poquito ya debemos sentirnos bien. Un ejemplo clarísimo aquí en México fue cuando se estrenó ‘Tengo que Morir Todas las Noches’, por Amazon Prime. Se trató de la primera serie ‘queer’ en Latinoamérica, pero dime si Amazon le hizo promoción. No, nada… Y es una serie completamente distinta, con un elenco que solemos ver en la televisión mexicana o las pantallas de cine mexicano, pero al final del día volvemos a lo mismo con esta doble moral de ambos países, en donde dicen que está bien el cambio, que estamos contando historias distintas, pero a las cuales no apoyan y el público nunca sabrá que existen. Necesitas darle el mismo marketing de las series de chisme a las tramas que están contando algo diferente, que no se han visto antes en México y Latinoamérica. Y es raro, porque las plataformas se atreven a hacerlo, pero luego se retraen. Al final es como un sí, pero no”.
Lo anterior hace preguntarnos cómo funciona todo esto, porque actualmente existen tantos distribuidores de streaming, tantos contenidos, pero, en realidad, ¿qué hace que una plataforma apoye los proyectos con mucha más promoción? “Llevo tantos años de carrera, y contando, y no tengo la menor idea. No lo sé, me parece una incongruencia muy grande, porque cuando lo estás haciendo, tanto en México como en Estados Unidos, se muestran con toda la emoción, te toman todas las fotos posibles y tienen toda la visión sobre la promoción, pero al final no sé qué les da miedo. Lo de la fórmula segura también es una mentira. En realidad, lo que importa son las historias; si la gente conecta, las verá”.
Sobre si ha existido algo, bueno o malo, dentro de todos estos años de trayectoria que la haya sorprendido en la industria o en algún proyecto, la actriz y directora de 34 años nos expresó: “No llevaría 14 años haciendo esto si no lo hubiera. Para mí, la actuación es mi pasión y lo más maravilloso en el mundo. Me siento infinitamente agradecida de llevar este tiempo trabajando y viviendo de esto, porque es muy difícil. Lo que me ha sorprendido enormemente ha sido la labor de los directores de casting, porque no se les da el reconocimiento debido. Un actor no se forma solo, ni de la noche a la mañana. Cuando la gente ve que alguien empieza a hacerse famoso, seguramente lleva muchos años picando piedra, y para que eso suceda gran parte se la debemos y es gracias a los directores de casting, quienes nunca dejan de creer en ti, que te ven en una audición pequeñita, pero te colocan en un siguiente proyecto como una propuesta suya y eso hace que te quedes como protagonista, y luego te vuelvan a llamar. Eso es lo que más me ha sorprendido, cuando alguien cree en tu trabajo y pone toda su confianza en ti, sin obtener algo a cambio”.
Para Cristina, el poder contar historias es algo importantísimo y sabe perfectamente qué temas en específico son los que le gustaría contar. “Voy a escribir y dirigir una película el próximo año, que es un drama familiar que se desarrolla en Torreón. Me nace mucho contar historias del uno a uno, del día a día, de lo cotidiano, de la que ocurre en una casa, dentro de una familia, sobre todo en México. De como eso te va creando patrones que van afectando tu vida y en donde no se nos ha enseñado a trabajarlos, a ir a terapia para sanarlos. Y es que, aunque somos los más amorosos, tendemos a malinterpretar el amor y desconocer el amor propio. Me interesa hablar de ese tema, del amor propio. Lo que más deseo contar es una historia de amor en la que uno está bien sin la otra persona, donde no la necesita, pero es tanto su amor que lo comparte con la otra persona, y es una decisión que toma a diario. Muero por hacer un drama de romance, de esos que te llenan, que te mueven”.
Por ahora, algo que la tiene muy emocionada y entusiasmada es la película ‘Sin Decir Adiós’, que será su ópera prima como escritora y directora. “Estoy muy enfocada en eso, porque nunca he dirigido, pero empecé a escribir la historia hace seis años, por lo cual la tengo muy clara y sé lo que quiero contar. También estoy concentrada en crear historias que muevan, que llenen. Y es que siempre he creído que eres una persona antes de ver algo y otra diferente después de ver ese algo, pero si eso que viste no te movió, no te cuestionó ni provocó algo en tu ser, entonces no es arte, es puro entretenimiento. Para mí, el arte es algo que te cambia luego de verlo. Eso es lo que me emociona. Mi intención es hacer muchas cosas en español, en mi país, contar historias diferentes con la promoción adecuada, para que la gente las vea”.
Ahora que vive en el extranjero, Rodlo ha podido visualizar todo desde otra perspectiva, misma que le ha ayudado a darse cuenta de lo que en realidad desea expresar a través de su trabajo. “Me ha ayudado mucho el vivir en Estados Unidos. Antes de irme, ya tenía una carrera en México y me iba muy bien, pero me fue todavía mejor en Estados Unidos. Y cuando regresé a mi país para grabar ‘Tengo que Morir Todas las Noches’, fue increíble. Sin duda, me siento mucho más segura por haber estudiado en el extranjero, trabajar en Hollywood y seguir desarrollándome allá. Y también la edad, la madurez, el entender que el sueño americano es solo una historia que nos han contado, porque una vez que ese sueño empieza a lograrse, comienzas a darte cuenta de que es más de lo mismo, que es una mentira y esa ilusión en realidad está dentro de uno, no afuera. Las historias que quiero contar son las que se encuentran en mi interior, y lo que se mueve dentro de mí es en español. Seguramente contaré historias en inglés escritas por mí, pero lo que más me emociona ahorita es darle a mi país, regresarle a Torreón todo lo que he aprendido, porque gracias al haber crecido en esta ciudad he logrado ser la mujer que soy”.
Y hablando de los idiomas, la cuestionamos acerca de si cree que estos puedan influir o crear diferencias al momento de contar las historias, sobre todo en español e inglés. “Sí, existe una gran diferencia. Las historias que me nacen en inglés son como muy tranquilas, no simples, porque tienen su profundidad, pero tienen un ritmo muy distinto comparadas con las que deseo hacer en mi lengua natal. El español es muy rebuscado, es como un romance, el cómo lo expresas, ya que nosotros le damos mucho peso a las palabras. Entonces los matices de las historias que quisiera contar en México son completamente diferentes a los que narraría en Estados Unidos”.
Finalmente, deseamos saber en dónde se ve esta gran artista mexicana dentro de unos 10 años y cómo se visualiza personal y profesionalmente, a lo que nos respondió: “Me veo con mi productora, haciendo mis proyectos, dirigiendo, actuando, produciendo, escribiendo, parte en México, parte en Estados Unidos, porque me gusta mucho vivir en Los Ángeles. Pero me veo dividiendo mi tiempo entre ambos países y trabajando además en Europa, agregando España a mi lista. Y me visualizo en paz, que es lo más importante. Y es que nos han enseñado que debemos ser felices, pero nadie nos dice que la felicidad va y viene, que no es duradera, que es un sentimiento más como estar triste. Sin embargo, la paz es algo permanente, y yo me veo en paz”.
Corrección y Estilo por Rodrigo Chávez López
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Fotografía Kevin Vásquez @k.vv.n
Director Creativo Edu Espejo @edu.espejo
MUA Georgina Prieto @geoprieto
Hair Erick Moreno @erickmoreno
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