Transición es la capacidad de pasar de un estado o modo de ser a otro. Dicho lo anterior, “transicionar” o “hacer la transición” debería verse como un proceso natural y, por más difícil que resulte, necesario.
Conocí a Trinidad González en un momento previo a su transición. En ese entonces, yo trabajaba para una revista dirigiendo la sección de moda y Trinidad fue la modelo elegida para una editorial. Su profesionalismo, versatilidad y personalidad me cautivaron, y fue así como inició una amistad que ha perdurado con el paso de los años.
Ella es originaria de Macultepec, Tabasco, una localidad a 20 kilómetros al norte de la capital, Villahermosa, y que cuenta con poco más de 10 mil habitantes. Aquí, la actriz y modelo creció dentro de un ambiente tradicional y religioso, rodeada de señalamientos y miradas que siempre la juzgaron, y sintiéndose completamente excluida de su comunidad solo por ser “diferente”.
A pesar de esto, su relación familiar ha evolucionado gracias al aprendizaje y la educación. Trini nos confiesa que uno de sus grandes orgullos es poder ser un ejemplo para su familia y ayudarle en esta evolución a lo largo de su vida. Y si bien el proceso ha sido hiriente en algunas ocasiones —principalmente con su madre—, ahora puede presumir de gozar de una sana relación madre-hija que continúa fortaleciéndose.
Su proceso de transición inició en Londres, Inglaterra, aunque previo a este se le ofreció la posibilidad de migrar a la ciudad inglesa para desarrollarse como modelo. Ahí fue donde comenzó a sentirse incómoda utilizando indumentaria masculina o en llamados que estaban pensados para hombres. Un día, explorando dicha inquietud con su amigue Magda, le habló sobre su molestia y de cómo se sentía más cómoda experimentando con su ropa y expresión de género en la ciudad.
Su amigue Magda le planteó la posibilidad de que estuviera aceptando quien era realmente y fue a partir de ese momento que empezó a explorar la idea. A la semana siguiente, la conversación germinó en su mente cual semilla. Aún recuerdo recibir el mensaje para preguntarme por una llamada durante la madrugada en Londres. Y es que Trini se había tomado esos días para contactar a la gente cercana a ella y hacernos saber sobre su transición. “¿Cómo debo llamarte?”, pregunté, a lo que ella simplemente respondió: “Me voy a quedar con Trinidad”, primer nombre con el que fue registrada en su nacimiento.
Recuerdo muy bien la seguridad y templanza con que me compartió el camino que emprendía. Su semblante se veía tranquilo y en su mirada no existía duda o miedo; era más la mirada de aquella persona que había encontrado su propósito y con gusto se empoderaba de su destino.
A partir de ahí, Trinidad continuó poco más de un año en Londres, alternando con visitas esporádicas a México. Tras la decisión de iniciar su transición, los trabajos empezaron a llegar con más fuerza. Así fue como colaboró con marcas como Vivienne Westwood y Harris Reed, y apareció en diversas portadas y editoriales tanto inglesas como mexicanas.
Tener la oportunidad de vivir su transición en Londres representó una libertad que quizá no hubiera podido experimentar en México. En esa ciudad encontró una comunidad que lucha por defender a las identidades trans y reconoce, respeta y aplaude su valentía. Una de sus anécdotas favoritas ocurrió en un restaurante mientras sentía la mirada de una mujer mayor del otro lado de la sala. Trini inmediatamente comenzó a pensar lo peor: si la estaba criticando, juzgando o incluso si llegaría a agredirla. Después de unos minutos, la mujer se acercó a ella y de manera amable y cálida le comentó: “Eres muy hermosa y valiente. Continúa con tu transición”.
Este tipo de gestos se repetían en su día a día. La gente le hablaba con los pronombres correctos, se dirigía a ella con respeto, reconocía su feminidad… Incluso en las editoriales, los equipos de producción se preocupaban por encontrar accesorios, indumentaria y calzado adecuados para ella.
Desafortunadamente, todo cambió a su regreso a México. Justo al bajarse del avión, se encontró con el primer acto de discriminación: la gente comenzó a referirse a ella con el pronombre de él. Esto trajo de nuevo ciertas inseguridades en ella, que le hicieron cuestionar el porqué de ese tipo de actitudes. Al principio pensó en su apariencia o el hecho de que aún no iniciaba con su proceso hormonal como el origen de esto, pero la realidad es que el machismo permea hasta lo más profundo de nuestra sociedad mexicana.
Este tipo de actitudes se repitieron en múltiples ocasiones: la gente no se refería a ella con el pronombre correcto, se dirigían a ella con el género incorrecto, negándole el acceso a lugares o impidiéndole el uso del baño que corresponde a su identidad de género. Incluso, de regreso a su hogar en Macultepec, se encontró con seres queridos que, desde su ignorancia, les costaba referirse a ella como una mujer en todo momento de la conversación.
Fue ahí cuando comprendió que, en muchas ocasiones, más allá del odio, la ignorancia o incluso el clasismo, el machismo internalizado ocasiona que terminemos por no respetar ni reconocer culturalmente a las mujeres trans.
Esta problemática llega incluso a la industria de la moda, donde creeríamos que, debido a las personas que la integran, sería más empática con las disidencias. En opinión de Trinidad, esto puede tener un tanto de clasismo. Socialmente se suele asociar a las mujeres transgénero con poblaciones vulnerables; de un contexto económico precario, trabajadoras sexuales, sin acceso a la educación formal y demás estigmas sociales relacionados con la discriminación.
Y aquí entra otro punto importante, cuando hablamos de problemáticas que las mujeres trans afrontan. Dichos estigmas sociales que existen en México, se refuerzan en muchas ocasiones dentro del entretenimiento. Los estereotipos se hacen presentes y los personajes de mujeres trans en las producciones nacionales se convierten en un tipo de caricatura, el cual termina por repetir dos peculiaridades: son interpretados por hombres cisgénero “disfrazados” y refuerzan arquetipos que terminan por discriminar a las mujeres trans.
Por esta razón, Trinidad habla sobre la importancia de vencer estos estereotipos a partir de la empatía, entendiendo que todas las mujeres trans tienen contextos diferentes e historias distintas que merecen ser contadas. En cuanto al entretenimiento, la ahora actriz nos explica que desde su experiencia es necesario compartir cada una de esas historias de mujeres trans con dignidad, para que tengan un impacto positivo.
Siendo el segundo país transfeminicida del mundo, de acuerdo con datos de Transgender Europe 2024, para Trini es sumamente necesario erradicar la violencia que sufren las mujeres trans a partir del acceso a la información. Como sociedad se nos recomienda investigar, no asumir las cosas y ser empáticos y respetuosos. Una práctica poco común en México es preguntar los pronombres con que una persona se siente cómoda. Este es un paso tan sencillo, pero que nos permite evitar la discriminación.
Asimismo, para Trini es indispensable que el gobierno genere las legislaciones necesarias que aseguren el acceso a los derechos de las mujeres trans, que puedan contar con espacios seguros para la creación de redes de apoyo y tengan acceso al trabajo digno, a la salud y al reconocimiento de su identidad.
Y a las mujeres que están por iniciar su transición, la actriz y modelo les recomienda: “Sigan adelante y sean siempre conscientes de sí mismas, capaces de sentirse y ser fieles a sí mismas. No busquen su transición en otra mujer —que si bien las puede inspirar— y no esperen vivir o hacer lo mismo que la otra. Es importante hallar su propia voz, estilo, sentir. Encontrar qué se quiere hacer, qué se quiere sentir. Pero lo más importante es que todo esto se va dando con el tiempo, por lo cual es necesario ser pacientes. Y, sobre todo, no se dejen”.
Actualmente, Trini está dándonos a conocer quién es ella y compartiéndonos su historia a través de entrevistas, revistas y podcast. Y próximamente podremos verla en su debut como actriz en la primera producción de Netflix México y Latinoamérica que contará con una mujer transgénero como protagonista, en la que compartirá créditos con talentos como Diego Calva.
Indudablemente, la historia de Trinidad González es una inspiración de fuerza y resiliencia no solo para las mujeres transgénero, sino para todas aquellas personas que necesitamos aprender a respetar y amar, desde la empatía de entender a la otra persona.
“Hay muchas personas que odian desde la desinformación”.
—Trinidad González
Corrección por Rodrigo Chávez López
Dirección Creativa & Fotografía Viridiana @viridianna__
Styling Edgar Morales @edgarmoralesglez
MUA Aleida Gómez @aleidaregg
Hair Mariana Palacios @interdimesionalife
Asistente de Moda Kristhian Cravioto @kcravioto
Coordinación Regina islas @rislasd